Le Crayon es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no tiene huesos. Le Crayon escribe cartas con el rabo. En bielorruso, o en georgiano, bien poco le importa, siempre con esa tinta negra y espesa...
Le Crayon es fiel y decidido. Nosotros le decimos:
- Viens, Le crayon! Viens ici, avec nous!
Y Le Crayon obedece lleno de gozo. Luego lo llevamos con nosotros, él siempre nos sigue, y le hacemos subir el Canalís. Llega arrastrando la lengua por la carretera, como nosotros, esa lengua larga y sudorosa. Luego le hacemos bajar por sendas conocidas y redescubiertas, y se agita alegre cuando intuye el regreso a casa.
Él sabe que forma parte de nuestros corazones, dulce Le Crayon, y en estos momentos puede estar tanto aquí, conmigo, como con cualquiera de vosotros, incluso aunque estéis subiendo el Altet porque la etapa os haya sabido a poco.
¿No lo oís gorgotear a vuestro alrededor?
miércoles, 7 de noviembre de 2007
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