sábado, 1 de marzo de 2008

Un Everest llamado Maigmó (43 kms.)


Imaginen a Sir Edmund Percival Hillary en plena juventud, por ejemplo el 29 de mayo de 1953. Se encuentra ya junto a la cima del Everest, quizá sea cuestión de dos horas llegar, disfrutar del logro e iniciar el descenso triunfal. Imaginen que no le acompaña únicamente el sherpa Tenzing Norgay, sino que son cinco los sherpas que le acompañan, se trata de toda una expedición de gente preparada y realmente capaz.

Imaginen ahora que Edmund Hillary, que todavía en aquel entonces no era Sir, decide que hay que ponerse en marcha y reiniciar la subida. La cima está ahí, a la vista, y un último esfuerzo traerá recompensas inmensas. Sin embargo, en ese momento uno de los sherpas dice que se ha levantado un vientecillo molesto y frío, que en la cima se debe de estar algo incómodo y que, en cualquier caso, él no sube a la cima sin antes comerse un buen bocata. Comiezan a comer, y un segundo sherpa dice que no ve muy claro eso de coronar el Everest, que él tiene que recoger a su hija del cole tres cuartos de hora más tarde y que el tiempo apremia. "Igual casi si eso subimos otro día, ¿no?" -dice. Un tercer sherpa afirma que él, en cualquier caso, iba a subir al tran-tran, que no se ve en plena forma. A todo esto, se han comido los bocatas, y el cuarto sherpa dice, contradiciendo al primero, que él ya con el estómago lleno no asciende. Le apoya el quinto sherpa, que dice que mejor que ascender el Everest se toman un café bombón. Que él se muere por degustar un café bombón.

Deciden volver, pues. Tanto nadar para ahogarse en la orilla. O mejor, tanto nadar para cuando uno ya está en la orilla decidir que mejor volverse a introducir en altamar.

Imaginen a Hillary lamentando la oportunidad perdida. Ya posiblemente nunca será Sir. Imaginen ahora su cara cuando el sherpa que tenía que recoger a su hija, en realidad, no tenía que recogerla; cuando los sherpas en baja forma y con el estómago lleno vuelven a casa a una velocidad de vértigo, y cuando el sherpa adorador de los cafés bombón llega al bareto más cercano, se apoya en la barra y, por fin, le pide a la camarera: "Una tónica, por favor, que el café me desvela. Si puede ser, que sea Schweppessssssssss..."

4 comentarios:

marmitaco dijo...

Muy bueno sir Mori. Es fiel a la realidad. Por eso no hay en el grupo de serpas ningún héroe ni sir ni nada. Aunque un mal día lo tiene cualquiera, si es verdad lo del cole. Ese pequeño problemilla fué subsanado con una pequeña llamada. Imagínense a todo un sir prefiriendo tonarse un café con los amigotes que recoger a su amada hija. Sí señor así es la cruel realidad y así son algunos serpas de malos padres.

Pau dixit dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pau dixit dijo...

Como no el club ciclista estupendo filosofa hasta pedaleando y ha puesto en práctica una de las mejores teorias filosóficas, el NIHILISMO CICLISTA ESTUPENDO, que ni el propio Nietzsche hubiese imaginado nunca. Es esa actitud ciclista que niega todo valor a la existencia o que hace girar la existencia alrededor de algo inexistente.

takesi dijo...

Molt ocorrent el comentari. Tinc dues preguntes: No hi havia altra foto que li ferà més justícia a l'esperit aventurer del gran Hillary? Potser és una metàfora de la vida, és a dir, quan cada persona puja el seu "everest" particular, t'acomodes d'aquesta manera? He dit. Salutacions bloggers trotters.